lunes, 21 de noviembre de 2016

Sobre la existencia

  Hay una casa.

 No un apartamento o un piso, no, una casa. Es una casa de esas antiguas, pero sólidas. Con los muros exteriores recubiertos con tablones de madera clara. Una cubierta a dos aguas, de teja. Tiene una chimenea sólo ligeramente torcida hacia el sur y tiene también un porche con un banco bajo y una mecedora que baila tímida con el viento. La barandilla está sucia, pero en su momento fue de color crema. Hay algunos árboles alrededor.

  La puerta principal da al comedor. Hay una lámpara con una pantalla cubierta de telarañas, un sofá muy gastado y muchas sillas con cojines deshilachados. Una mesa pentagonal en el centro. No hay televisor. El otro lado del comedor da a la cocina, a la que también se puede acceder por la puerta de atrás. Los armarios están abiertos: sólo un par contienen alguna lata de conserva. En la cocina flota un aire algo rancio.

  Entre la cocina y el comedor hay a un lado un baño y al otro una escalera muy estrecha que sólo cruje en otoño. La buhardilla está llena de baúles de disfraces, juegos de mesa y herramientas. El primer piso tiene el segundo baño, la habitación principal y una habitación secundaria. La habitación principal está presidida por una cama con dosel rodeada de armarios. Todos vacíos, también. Las perchas desnudas cuelgan desordenadas.

  La puerta de la otra habitación está cerrada desde dentro, con pestillo. La llave está puesta. Las persianas bajadas. No es muy grande. Hay una cama con sábanas limpias y una cómoda. Una bombilla solitaria pende de su cable. La cómoda tiene cuatro cajones y un pequeño armario. Los cajones están atestados de papeles escritos, rayados, subrayados y tachados.

  La puerta del armarito está cerrada. Una carpeta de gomas negra está apoyada contra ella, evitando que se abra. Dentro, sin ocupar todo el espacio, hay una pecera de cristal redondeada, abierta por arriba. En ella descansa un pez betta. Aletea lentamente. Girando sobre sí mismo. Muy, muy despacio.



   Y no somos más que eso. El sueño del pez betta que duerme en la pecera dentro de la cómoda. Nada más.