sábado, 8 de julio de 2017

Sobre los espejos y su variedad

   Algunos espejos pesan más de lo que deberían, eso lo sabe todo el mundo. Es una de esas verdades incómodas que se acallan por comodidad, una de esas preguntas que no se deben hacer, que son ignoradas si se plantean.

   Esos espejos son ventanas, ventanas al otro mundo. Ya está dicho. No es un mundo muy distinto en cuanto a la forma, aunque sí en cuanto a la configuración: las cosas allí son las sombras de este mundo (entiéndase sombras en el sentido amplio de la palabra, aunque sería más apropiado hablar de los reflejos como realidades desvaídas, RD en adelante). Se oculta este hecho porque nadie sabe muy bien cómo funciona (aunque se piensa que este puente, este mundo alternativo, podría estar relacionado con la mecánica cuántica) y a las élites dominantes les aterra que eso se pueda usar contra ellas.

   Pero fundamentemos un poco lo que decimos. La composición de los espejos modernos es muy simple, a saber: una fina lámina de plata o aluminio, protegida por delante por una capa de vidrio de entre 3 y 5 milímetros y por detrás por cualquier material fijador (como un portísculo), que evite que la lámina resbale o se rasgue. No hay nada más y eso es en parte lo que preocupa: no se sabe en qué momento exactamente aparece esa conexión o qué factores la favorecen. De hecho, se han registrado casos en los que superficies menos "puras" han establecido un pasaje, pero en esos casos, las RD son muy frágiles. Es el espejo el que presenta, con diferencia, las mejores propiedades para conectar los dos mundos.

   A lo largo de la historia ha habido indudablemente espejos de este tipo, por mucho que se haya intentado ocultar. La primera referencia clara a uno de ellos es, por desgracia, bastante tardía: alrededor del año 780 en Tikal, Guatemala, y también se rumorea que había uno en la corte de Luis XIV, aunque nada consta a este respecto más que algunas cartas de nobles franceses.

   En la actualidad, el tema se lleva con mucho secretismo e incluso miedo, claro. Los fabricantes de espejos y toda la plantilla tienen acuerdos de confidencialidad y las instalaciones suelen encontrarse no muy alejadas de zonas con actividad militar y rodeadas de una fuerte vigilancia.

   Otro aspecto muy curioso y más al hilo de lo que venimos aquí a contar, las RD pesan. Obviamente, no pesan igual que los objetos originales, pero no están exentas de cierta masa (Masa Desvaída), aunque tampoco se ha podido estudiar en detalle. Así, al cambiar lo que se refleja en un espejo, cambia el peso del propio espejo (o mejor dicho, se añaden a la masa del vidrio y el aluminio las MD de las RD "sostenidas" en cada momento). Y esta es, ni más ni menos, la razón por la que 1), los cristales de coche se refuerzan tanto y se hacen casi irrompibles (sólo se resquebrajan, sin llegar a partirse, cuando la presión es demasiado alta) y 2), no se fabrican cristales de coche perfectamente reflectantes, ya que la suma de las MD sería excesiva, por mucho refuerzo que se utilizara (esto también está relacionado con la casi total ausencia de ventanas en vehículos militares y aviones: la componente aleatoria de lo que se pueda reflejar es peligrosa para operaciones y cálculos delicados).

   Otro aspecto curioso y en relación a lo anterior es el transporte de espejos: se llevan siempre tapados y, de ser llevados varios juntos, van a pares y enfrentando las caras reflectantes. Esto podría parecer preocupante, porque si se reflejan el uno en el otro, se multiplican las RD y tienden a infinito y eso, se temía cuando se empezó a estudiar este campo, generaría teóricamente una singularidad (masa infinita en un volumen finito y muy concentrado). Por suerte, los científicos que realizaron estos cálculos sabían algo menos que nosotros sobre cómo funcionan las MD, y hoy sabemos que lo que ocurre en realidad es que son cada vez menos pesadas, hasta llegar a una masa despreciable (cosa que suele ocurrir en la octava reflexión, dependiendo de la calidad del espejo y, quizá no tan curiosamente, la humedad). Aun así, para evitar que entre la luz, se suelen cubrir los bordes del espejo con materiales opacos.

   A modo de comentario final recordaremos que hay tres tipos de espejos regulares (los irregulares son más difíciles de estudiar): cóncavos, planos y convexos. Hoy nos hemos ceñido a los planos por ser los más usuales, pero merece la pena indicar que, para una misma área reflectante, los cóncavos pesan menos y los convexos más, ya que aparecen en ellos más RD.


   Así pues, recuerda tener mucho cuidado manipulando espejos y, si descubres que tienes uno que parece cumplir la descripción, no dudes en escribirnos. En este blog apoyamos la cultura libre y la no censura. ¡Ea!